29 de febrero de 2008

PONIENDOME A TONO

No solo que la moda no incomoda, sino que "exponerse" en una cultura tan diferente puede incluso poner incomoda a mas de una (en una sociedad como la de Kota Bahru, por momentos se siente ir desnuda por la calle, todos te miran por tener la cabeza descubierta!!!).
Entonces decidi ponerme las pilas en esta ciudad tan estrictamente musulmana para intentar mimetizarme con el resto: sali a comprarme un tudung con su brooche.

Una vez mas, pude constatar con mis propios ojitos, que se hace moda de cualquier cosa.
Las opciones son miles (y tambien la oferta de precios)... los hay bordados, lisos, con incrustes, sin incrustes, de colores o blancos y negros. Abrigados, livianitos, armados o mas moldeables son otra de las variables que manejan. Asi tambien como el tamanio (bien chiquitos o grandes hasta tapar toda la espalda). El precio va desde un dolar hasta 35 (en el negocio que yo estaba, que era "para cualquier hijo de vecino", obvio se pueden conseguir mucho mas caros en Gucci por ejemplo!). Y ni hablar cuando llega el momento de elegir los accesorios con que se abrochan. Nuevamente se despliega un abanico gigante y sobre una pared yacen colgados (cual en Isadora los collares) los miles y miles de ganchitos, nuevamente, para todos los gustos.

Finalmente, por 5 dolares y la gran ayuda de una vendedora amorosa que me asesoro como a una reina, me hice de un conjunto que, indudablemente, va a ser uno de mis recuerdos preferidos de este viaje.

Decidiendo entre las infitas variables...

Durante el proceso de aprendizaje...

Los mil y un accesorios...