Es un día nublado, bastante triste y hace demasiado calor... parece que va a llover (la lluvia me encanta pero la previa es insoportable, demasiado calor, humedad penetrante y esa cosa como de que falta el aire, un asquito!)
Mi último dia es todo menos relajante, los últimos preparativos, los últimos llamados, los últimos ajustes, la última comida... es gracioso pero todo el ritual en torno a mi despedida me lleno de angustia. Hasta hoy como que no caía y todo era euforia y ansiedad... Pero hoy frené dos minutos y me di cuenta de que no voy a ver a todos por bastante tiempo y me entró como una penita, terrible.
Era una mezcla entre demasiadas ganas de irme por un lado y un extrañar en perspectiva que obviamente terminó en lágrimas y una verborragia incoherente.
Como toda tormenta de verano, explotó en el momento menos pensado (antes de ir a almorzar con Tomi, mamá y papá) y después de 10 minutos la calma volvió y todos seguimos como si nada. Acompañé a Tomi al aeroparque (se va a Punta por el cumpleaños de su papá) y volví a casa a bañarme esperando que Sari aparezca para despedirnos.
Al margen, ya tengo todo listo y en menos de 6 horas, si Dios quiere (que quiera!!!!!), estaré volando hacia mi primer escala: Washington.
